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La UE rechaza ayudar a Theresa May si antes no salva el pacto del Brexit en Londres

La primera ministra británica recibe un rechazo claro a su intento de lograr más garantías jurídicas

Los líderes comunitarios, durante la cumbre sobre el Brexit, este jueves en Bruselas. En vídeo, la Unión Europea no ayudará a May si no logra convencer a su Parlamento.Foto: atlas | Vídeo: EMMANUEL DUNAND (AFP) | ATLAS

La nefasta semana de Theresa May, con moción de confianza de su grupo parlamentario incluida, sumó este jueves otro día negro durante la cumbre europea en Bruselas. La primera ministra británica llegó a la capital europea en busca de ayuda para lograr la ratificación en el Parlamento británico del acuerdo de salida del Reino Unido de la UE. Pero los Veintisiete rechazaron de forma tajante ayudar a May mientras no ofrezca garantías sobre su capacidad para aprobar en la Cámara británica el acuerdo sobre el Brexit que salga de Bruselas.

“Si los problemas están en Londres, las soluciones no se pueden buscar en Bruselas”. Con esta frase resumieron fuentes españolas el fiasco del enésimo intento de May de que los socios de la UE le ayuden a salvar un pacto del Brexit que hace aguas en su país.

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Los líderes europeos acribillaron a preguntas a la premier durante más de media hora para obligarla a rendir cuentas sobre el calendario de ratificación del acuerdo, paralizado el pasado lunes por el Gobierno británico tras constatar el rechazo de buena parte de diputados conservadores y de la oposición laborista.

Pero May fue incapaz de concretar su compromiso con una ratificación que a poco más de 100 días del Brexit sigue en el aire. El bloqueo de la primera ministra llevó al resto de socios europeos a aprobar unas conclusiones sin la más mínima concesión. Del texto se cayó incluso la posibilidad de ofrecer “nuevas garantías” que había aparecido en los borradores de la víspera de la cumbre.

“Esperamos que los británicos se aclaren porque seguimos en una nebulosa”, señaló el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tras concluir la cumbre hacia la medianoche del jueves.

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Los Veintisiete redoblan la presión sobre May para que convenza a su Parlamento de que el acuerdo de salida negociado durante más de 20 meses es “el mejor y el único posible”, como repite Juncker. Y solo cuando May tenga alguna garantía de que el texto se puede aprobar, los europeos estarían dispuestos a ofrecer las clarificaciones o precisiones necesarias.

La UE teme que cualquier concesión a la fragilizada primera ministra resulte inútil o que pueda incluso hipotecar los intereses europeos en la futura relación con Londres. Bruselas no parece dispuesta a repetir la experiencia de 2016, cuando hizo grandes concesiones al Gobierno de David Cameron para ayudarle a ganar el referéndum del Brexit (hasta el punto de aceptar cierta limitación a la libre circulación de trabajadores europeos) sin que el primer ministro británico lograra salir airoso de su consulta.

“Nadie puede garantizar que si se le concede algo a May en diciembre, no volverá en enero a pedir más porque no se atreve a llevar el acuerdo a su Parlamento”, señala con precaución una fuente comunitaria. “Primero tendrá que explicar por qué no se ha votado todavía el texto y, después, cuál es el proceso que piensa seguir para lograr su ratificación”, exigía un diplomático europeo.

El encuentro con May tenía prevista una coreografía similar a otras citas del Brexit. La primera ministra disponía de 15 o 20 minutos para exponer su posición. Pero esta vez, a diferencia de las anteriores en que los Veintisiete guardaban silencio tras la intervención de May, se preveía una batería de preguntas, según una fuente europea, para obligar a May a concretar su compromiso con la ratificación. La sesión se convirtió en un bombardeo de dudas y exigencias que, sin acabar en el brutal encontronazo con May de la cumbre de Salzburgo el pasado septiembre, dejó claro que la brecha entre la mayoría de los líderes europeos y el actual Gobierno británico sigue ensanchándose.

Por si acaso, la Comisión Europea anunció que el próximo 19 de diciembre publicará “toda la información” necesaria para preparar los planes de contingencia y emergencia que serán precisos en todos los países en caso de llegar al 29 de marzo sin un acuerdo sobre el Brexit. Hasta ahora, Bruselas había dosificado esa información para no alentar una espiral de pánico entre las empresas. Pero el agotamiento de los plazos ha llevado a la Comisión a contemplar ya abiertamente el escenario calificado como el abismo.

La firmeza europea aparece claramente plasmada en el proyecto de conclusiones que esperan aprobar los 27 socios de la Unión. El texto, de solo seis párrafos, se reafirma en el acuerdo suscrito con la premier el pasado 25 de noviembre, en particular, el establecimiento de la unión aduanera entre la UE y Reino Unido rechazada por muchos parlamentarios británicos.

Varias delegaciones, con Francia y España entre ellas, figuraban al principio de la reunión entre las más duras. “No aceptaremos ninguna fórmula que suponga reabrir el acuerdo por la puerta de atrás”, advirtió una fuente española.

El presidente francés, Emmanuel Macron, también fue taxativo. “Creo que es importante evitar toda ambigüedad: no se puede reabrir un acuerdo jurídico. Sí se puede tener una discusión política en ese contexto”, zanjó al comienzo de la cumbre. La parálisis de May acabó alineando a los 27 socios comunitarios en la tesis más dura contra Londres.

El precedente de Gibraltar impide cambios

En Bruselas hay consenso para no reabrir el acuerdo del Brexit, pero uno de los socios tiene una motivación especial para negarse a tocar una sola coma. Es España, que hace solo tres semanas intentó cambiar el artículo 184 del acuerdo para lograr una redacción más clara sobre Gibraltar y no lo logró. Al final obtuvo garantías a través de declaraciones políticas añadidas, sin tocar el texto. Ahora Pedro Sánchez es de los más duros en rechazar cualquier retoque precisamente por este precedente.

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