SÁBADO, 20 DE ABRIL DE 2024

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Sergio Calderón Acevedo
Columnista

El pedestal de la corrupción

El país fue clasificado como el más corrupto del mundo, por nadie menos que US News & World Report.

Sergio Calderón Acevedo
POR:
Sergio Calderón Acevedo

Por fin Colombia logra el primer puesto en uno de los tantos escalafones hechos en el mundo sobre temas como el clima de negocios, la competitividad, el desempeño económico, la inseguridad y la felicidad, entre otros. Oe, oe,oe!!!! El país fue clasificado como el más corrupto del mundo, por nadie menos que US News & World Report, uno de los grandes del periodismo de EE. UU., conocido por la ahora versión digital y rentable de la revista del mismo nombre que, entre 1933 y 2010, compitió de tú a tú con Time y Newsweek.

Dice el informe que en la lista (el top 10, como dicen nuestros periodistas light) nos acompañan, en orden descendente, México, Ghana, Myanmar, Guatemala, Arabia Saudita, Brasil, Kenya, Bolivia y Rusia. Tal vez la periodista Casey Leins omitió investigar los casos de Venezuela, Nicaragua e Italia, para haber logrado resultados más exactos.
Para introducir el tema, la periodista de marras cita a Transparencia Internacional, la ONG alemana, que define la corrupción como el abuso del poder público para el lucro privado.

Seguramente la periodista tuvo ocasión de enterarse de casos como el de una familia caribe que saqueó los subsidios de los pequeños agricultores y que, no satisfecha con ello, hizo nombrar a una de sus directoras de junta, presidente de una entidad del Estado y, luego, ministra. O leyó los documentos en los que dos ministras unidas sentimentalmente lograron que se construyera una autopista a lo largo de sus tierras y hasta la sede de una de las empresas familiares de una de ellas. Mientras tanto, su jefe hablaba de su ‘impoluto equipo de gobierno’.

Pudo haber también leído acerca de los constantes serruchos, comisiones y cobros ilegales de oficiales de la policía y las fuerzas armadas, que aprovechan que tienen la segunda tajada más grande del presupuesto, y billones de pesos en gastos secretos, que disfrazan como ‘compra de información’, con el conveniente anonimato de las ‘fuentes’, por razones obvias de ‘seguridad’. O realizan compras de repuestos para aviones que no existen, o hurtan el combustible de los batallones, o cobran cientos de horas extras en un solo día.

O se enteró la señorita Leins de casos de posible robo de los recursos de la alimentación escolar por un senador del partido de gobierno de la anterior administración. Y seguramente se enteró de que esa administración ocultó que recibió millonarias sumas de Odebrecht para su campaña de elección y de reelección, y solo espera un tecnicismo procesal para que todo se hunda en el olvido de la prescripción, en un Consejo Electoral más parcializado que el Senado de los EE. UU. en el caso Trump.

Y, para rematar, se pudo haber enterado de que el fiscal anticorrupción se había confabulado con nada menos que magistrados de las altas cortes para vender fallos y condenas. O que el anterior Presidente creó una corte transicional que ha acogido a varios políticos corruptos, como ‘actores del conflicto armado’, para que sus máculas sean borradas por un tribunal hecho para estudiar masacres y otros crímenes de guerra. Se quedó corta la periodista Leins: debió declarar a Colombia fuera de concurso.

Sergio Calderón Acevedo
Economista
sercalder@gmail.com

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