Ese interrogante podría responderse de mil maneras porque miles son las acepciones que pueden estar en los diccionarios y también en el uso diario de la palabra y los imaginarios de quienes nacieron, habitan o visitan este territorio que es mar y música, imaginación, brisa, vuelo, colores, poesía, alegría que puede tornarse algarabía en las esquinas y la calle, en el juego y hasta en la intimidad.
Pero el Caribe es mucho más que eso. También ha sido sufrimiento y azote, sumun de la injusticia y la crueldad en contraposición al universo donde el disfrute se cincela aún en medio de las más penosas circunstancias de la vida. Así fue en la Conquista y la Colonia, cuando se produjo uno de los más vergonzantes atropellos a la dignidad humana en nombre del progreso de los invasores que arrasaron con todo lo que había en el idílico mundo que encontraron más allá de la Mar Océana. Y cuando no tuvieron más indios que azotar y aniquilar, trajeron oleadas de africanos esclavizados para continuar su afán de ser los más poderosos de la tierra. Del cruce de razas nació lo que ahora somos.
El Caribe es igualmente sinónimo de alzamiento y libertad. De sus islas y territorios que respiran mar surgieron los movimientos independentistas, siendo Haití abanderado de esta noble causa. Los cartageneros que huyeron del terrible Sitio de Morillo ahí recibieron abrigo. Jamaica tendió manto a Bolívar cuando derrotado debió huir para tomar fuerzas y el aire Caribe jamaicano se las dio para escribir su gran proclama y regresar para cubrirse de la gloria que lo envolverá por siempre.
El Caribe tiene magia inigualable. En sus archipiélagos y territorios continentales se respira el ambiente salobre que viene del mar, que se esparce por todos los contornos y se vuelve perfume más allá de los árboles, los cocoteros, las calles, los aposentos. La música del Caribe tiene la fuerza de un turbión y su comida es exquisito manjar en mesas sofisticadas y en humildes moradas, donde el pescado, el pacón y el arroz hacen fiesta en medio de calderos tiznados y la leña cruda del monte.
La literatura es arma espiritual en el Caribe. Poesía, cuento, novela, oralidad tienen desde aquí vuelo universal. Pero su realidad, que suele desbordar la imaginación, golpea con fuerza a los más débiles.
Para ampliar estos horizontes de interpretación, La Plaza circulará desde el 26 de septiembre con edición especial sobre el Caribe. Los pensadores Juan Gossaín, Javier Ortiz Cassiani y Enrique Luis Muñoz Vélez, estarán en ameno conversatorio.
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