Ver morir y sin saber de qué, es doblemente doloroso para los que se quedan. En tiempos de COVID-19, despedir a un ser querido es una odisea. Desde antes de dejar de respirar, las dudas nublan la mente de los allegados. Entre el amor y el miedo, entre la esperanza y la negligencia, el desespero gana, se pierde una vida, y queda además de la tristeza, la incertidumbre. Ni qué decir luego de todas las preocupaciones que se suman para poder darle en paz, el último adiós en un cementerio.
De las tres personas que han muerto hasta ahora por coronavirus en Cartagena (casos confirmados), el taxista Arnold Ricardo en la Clínica Cartagena del Mar, la religiosa Johana Rivera en la Madre Bernarda, y la señora Ilse Caraballo en la clínica La Nuestra, ninguna supo si era o no ese virus el que cargaban sus pulmones. A pesar de que estuvieron hospitalizadas, con síntomas parecidos, nuestras autoridades de la salud no pudieron confirmarlo con anterioridad. En un par de casos, los familiares denunciaron ante los medios de comunicación, presunta negligencia médica.
Otros familiares, como los del trabajador del Dadis, Juan Carlos Muñoz, aún esperan confirmación desde el Instituto Nacional de Salud. El hombre de 58 años murió en el Hospital Universitario, al parecer por coronavirus. Por redes anda un video en el que se le ve pedir auxilio desde una camilla, mientras se le cortaba la respiración.
Es vergonzoso y lamentable a la vez, que ese tipo de situaciones se repitan; por eso es una gran noticia saber que el laboratorio de Unidad Molecular de la U. de Cartagena ya comenzó el diagnóstico de coronavirus en la ciudad; con esto, sin duda, se reducirán los tiempos en la detección de casos y ayudará a disminuir los contagios, es decir, se salvarán muchas vidas, como dijo el alcalde.
Por lo pronto, es importante también que la ciudadanía atienda las recomendaciones. Quedarse en casa es fundamental para contener la propagación del COVID-19. Es preocupante que aún se vean filas en las afueras de los centros comerciales sin ningún control, gente saludándose de besos y abrazos como si nada estuviera pasando. Así mismo, urge llegar con ayudas humanitarias a más sectores que hoy están pasando hambre. Es cierto que el esfuerzo que están haciendo la Alcaldía, fundaciones, empresas e individuos para llevar comida a todos los barrios ha sido grande; sin embargo, no hay que bajar la guardia. La solidaridad es vital.
Adenda. Me sumo al aplauso que le dieron a la británica que se curó del coronavirus en Medihelp. A ella y todo el personal médico, felicitaciones por ganar esta batalla. Igualmente, aplaudo a Liliana Ricardo, hermana del taxista muerto que también se contagió. Hoy, después de una gran lucha, está sana. Noticias positivas, lo que todos esperamos. #QuédateEnCasa.
Periodista. Magíster en Comunicación. Twitter: @javieramoz
Comentarios ()