Columna


Medidas muy a tiempo

MAURICIO IBÁÑEZ

02 de abril de 2020 12:00 AM

Habrá muchas conclusiones por analizar una vez termine el drama del coronavirus, y la velocidad de la información con que hemos estado prevenidos y actualizados formará parte de dicho análisis. Por medio de advertencias, conceptos médicos y científicos, así como llamados a la calma, el mundo de mañana debe ser un poco más homogéneo, más humilde y más consciente.

Dicho en forma más cruda, viviremos en una sociedad que temporalmente será menos rica y ostentosa pero más valiosa y valiente.

Quiero dar un reconocimiento al sector a cargo del comercio exterior marítimo colombiano por la prontitud y precisión de sus medidas preventivas, lideradas desde mediados de enero pasado por la autoridad marítima, la DIMAR.

Como sabemos, este sector mueve la economía colombiana en dos sentidos: por un lado, le permite al país tener ingresos mediante las exportaciones y por el otro nos permite importar materiales, productos, equipos e insumos no disponibles en nuestro país para su buen funcionamiento.

Conscientes del importante papel del sector, la DIMAR produjo un documento concertado con los principales jugadores de la industria para evitar desembarco de tripulaciones que provenían de países como China, donde el brote parecía fuera de control. A partir de allí, y a medida que el coronavirus se fue moviendo por el planeta, la DIMAR, las sociedades portuarias, y empresas involucradas, cada una por su lado pero con sentido de pertenencia, fueron actualizando protocolos de seguridad que iban desde medidas para abordar los buques, hasta los equipos de bioprotección personal que incluían materiales mucho más estériles que los habituales.

Hoy, cuando el gobierno central ha decretado la cuarentena obligatoria y preventiva, a pesar de las críticas, me place ver el arribo y zarpe de las motonaves de carga en completa normalidad. Estuvo bien haber prohibido la llegada de los cruceros, pero como ocurre con la industria aérea, el objetivo es disminuir la velocidad de infección, por lo que la aglomeración de cientos y miles de personas, debió ser limitada. No ocurre así con los barcos de carga y puertos, en donde raramente el personal está junto o sobrepasan la docena en un mismo sitio.

A pesar de todo, la comunidad global ha perdido un poco del estilo de vida que llevábamos, y nos hemos quedado, los billones de sobrevivientes, con nuestra salud, nuestros valores, nuestras familias, nuestras relaciones y nuestras esperanzas intactas, incluso, fortalecidas. Miles de personas se habrán ido, pero ninguna antes del tiempo de Dios. Los que quedamos, debemos estar agradecidos por haber ganado una guerra, y seguros de que algunas de nuestras instituciones claves funcionan para mantener el país de pie y caminando como corresponde.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS