Columna


La frontera- F.N.V

“¿Por qué se dañó esa relación? Creemos que fue consecuencia de la economía neoliberal que creó talanqueras. Después la crisis social y (...)”.

DARÍO MORÓN DÍAZ

21 de septiembre de 2019 12:00 AM

La frontera entre Venezuela y Colombia, hace varios decenios era el espacio común más poblado y dinámico entre las dos naciones; las relaciones de sus habitantes con el mundo exterior eran normales. En esa frontera las élites políticas y económicas poseían identificaciones comunes con la mayoría de la población; solamente variaban muy superficialmente con los cambios de gobierno, tanto en Venezuela como en Colombia. El habitante de frontera poseía su propia individualidad. “Entonces, para los colombianos, los nortesantandereanos son venezolanos y para los venezolanos, los tachirenses son colombianos; lo que los ubicaba en una situación de incertidumbre al punto de señalar que no sabemos de dónde somos” (*). Desde ese punto de vista, era posible pensar en una identidad fronteriza como un conjunto de actividades sociales más o menos homogéneas de individuos, que se reconocían a sí mismos como de la frontera. Otrora fue común que campesinos colombianos emigraran por millones a Venezuela en busca de mejor nivel de vida e innumerables comerciantes de la Costa y los llanos mudaron sus fincas a ese país. El bolívar tenía más valor que el peso colombiano.

Hace algunos años participé en un Congreso de Cardiología en Cúcuta, y transité “honradamente”, no a la manera de Guaidó, por la frontera hasta San Antonio del Táchira. No era fácil diferenciar entre un habitante de Norte de Santander y del Táchira, en almacenes y restaurantes. Por cierto, no se le daba importancia al pasaporte, se vivía en convivencia pacífica.

¿Por qué se dañó esa relación? Creemos que fue consecuencia de la economía neoliberal que creó talanqueras. Después la crisis social y económica en Colombia dañó la convivencia debido a la influencia del narcotráfico colombiano. Los capos mafiosos trasladaron sus comercios a la frontera con sus bandas criminales. Obviamente también contribuyó de manera importante, el conflicto entre la ultraderecha y los grupos subversivos de Colombia. Esa idílica hermandad en la frontera desapareció.

Venezuela ocupa el primer puesto mundial en reserva petrolera, por ello es lugar propicio para el ataque de los que quieren esa riqueza: “Bruto es la economía del petróleo, no la democracia”. Para más veras la actitud genuflexa de Colombia con respecto a los Estados Unidos, amén de la errática política exterior permite que Colombia sea convertida en enemiga de la Patria de Simón Bolívar.

Frente Nacional Venezolano. Es una mala noticia para los guerreristas enemigos de la Paz de ambos países. El oficialismo venezolano y la oposición iniciaron conversaciones para solucionar la crisis política, sin la intervención extranjera. Y también dejaron por fuera al sujeto de marras.

(*) bustamante, am-(2004)- subnacionalismos en la frontera. territorio 10-11-p.p.127-144.

**Exdirector de El Universal. Académico de Medicina e Historia.

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