Columna


Fiesta virtual

WILLY MARTÍNEZ

23 de septiembre de 2020 12:00 AM

Tengo invitación para participar en la fiesta virtual del 11 de noviembre. Lavé la bandera cuadrilonga y el Himno de Cartagena, lo haré sentir por el barrio.

No me perderé, por Canal Cartagena, la elección de la reina popular, la lectura del Acta de Independencia, los discursos del alcalde Dau y el presidente del Concejo. Lucirán tapabocas de colores con monicongos y garabatos, como en tiempos de los capuchones; los Negritos de la Boca del Puente, los Gallinazos y la Carioca con minifalda y chupo. Los concejales están preparados, si Dau orina a alguno, todos los miembros responderán recíprocamente. En el Bando los folcloristas bailarán con protocolo inteligente y responsable guardando la distancia, tal como lo hizo el alcalde con los policías en la reciente marcha. Será un nuevo modo de bailar la cumbia y el mapalé. Los amantes del bolero, tendrán que esperar tiempos mejores. Se acabaron los besos. Ahora el amor es virtual. Los internautas desesperados están que revientan los computadores. La fiesta será atípica y cibernética, pero más barata.

Raimundo Ángulo se recupera del Covid, gracias a Dios su salud mejora. La ciudad con la historia más heroica de la vida libertaria del país, ha puesto sus laureados monumentos y su paisaje natural al servicio del concurso de belleza. Nada ha sido suficiente, languidece, como la última vela del cumbión en los Amores de Petrona.

En este noviembre quisiera escuchar al Joe Arroyo cantando ‘Sebastián rómpete el cuero’ y a Hugo Alandete interpretando ‘La Pollera Colorá’, entre cumbia y son como lo hacía en el Grill del Casino y el Caribe. Ya tengo listo el ‘Centurión de la noche’, ‘Llora corazón’ y mil canciones de quienes ayer trajeron para las fiestas, alegría y mensajes ejemplares en la rebelión de su música.

Llegó la fiesta virtual por decreto, sin los afectos de antes, cuando la política no nos dividía, cuando una gripe se curaba con agua e’ panela y emulsión de Scott. Ahora padecemos la fatalidad de una pandemia. El Sitio de Morillo es un triquitraque al lado del Covid, ese monstruo devastador e invisible, que nos persigue cuál buscapié con cara de marciano bravo. Cómo una comedia cuyo drama reclama un futuro mejor, la ciudad eligió a un alcalde que hizo campaña desde Nueva York. Algo insólito. Consecuencia del desbarajuste en todos los órdenes. Las fiestas como Navidad pasan volando, los gobiernos también, el mundo está cada vez más convulsionado y la violencia no da tregua. Te recomiendo en estas fiestas ponerte capuchón y bailar hasta el cansancio en tu casa, amaneciendo con la manta en el hombro y parrandeando sin tus amigos. Espera con paciencia que vengan las del 2021 y puedas volver a bailar ‘sampao’ como en los tiempos de Eliseo Herrera, la ‘Matica de Mafafa’ y el ‘Pájaro Picón Picón’.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS