El 2020 será inolvidable en la historia del turismo a nivel mundial. El crecimiento de esta actividad era envidiable y las proyecciones muy alentadoras, ello animado además porque puede contribuir con las metas fijadas en la Agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030. Pero el frenazo a las actividades turísticas por la pandemia del COVID-19 ha provocado reflexiones sobre las actuaciones que debemos seguir.
El Gobierno nacional recientemente aprobó la Política de Turismo Sostenible pensando en la reactivación del sector bajo criterios de sostenibilidad, en pro de mejorar nuestra competitividad internacional, al tiempo que se garantice la conservación y el uso responsable del capital natural, lo cual aprovecharía que Colombia es el segundo país con mayor biodiversidad en el mundo.
El diagnóstico de la sostenibilidad del turismo nacional halló problemas de base que consideraron a los distintos actores del sector y que según los resultados llevan a un bajo posicionamiento de Colombia en los mercados estratégicos de turismo sostenible. Por el lado de los viajeros se encontró que existe un comportamiento y consumo irresponsable, sobre todo si son de origen nacional. Por parte de los empresarios y actores asociados a la cadena de valor, faltan prácticas de gestión de residuos sólidos y eficiencia energética.
En cuanto a las tareas de las instituciones gubernamentales, en Colombia, tan solo 168 municipios de 1.123 tienen un plan de desarrollo turístico y son más pocos los que les han incorporado criterios de sostenibilidad ambiental; en tal sentido falta información confiable para la gestión del desarrollo sostenible del turismo y su articulación con las autoridades ambientales para incentivar el aprovechamiento del capital natural en la actividad turística.
Ahora bien, si se considera la última medición del Índice de Competitividad Turística de Colombia 2020, en el cual Bolívar y Cartagena ocuparon el tercer lugar a nivel nacional en sus respectivas categorías, se pensaría que dichos problemas serían menores; pero lo cierto es que en Bolívar, tan solo Cartagena, Mompox y Montes de María cuentan con un plan de desarrollo turístico, y aunque hace varios años se viene hablando del Observatorio del Turismo, aún no se ha concretado; ello sin hablar de la conducta de muchos turistas, a quienes tenemos la responsabilidad de educar pues incluso irrespetan las mínimas medidas de bioseguridad.
Así las cosas, pareciera que por un lado van los deseos del turismo que necesitamos, y por otro –muy distinto– el turismo que tenemos. Esto quiere decir que hemos de actuar rápida y mancomunadamente con un solo camino posible: la sostenibilidad; de lo contrario dejaremos de ser un mercado que atrae turistas internacionales.
Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB o a sus directivas.
*Profesora de la Escuela de Negocios, UTB.
Comentarios ()