Es natural que las personas busquen sacar provecho de los beneficios que ofrece una ciudad capital y, al mismo tiempo, buscar calidad de vida en los municipios aledaños huyéndole a la densidad y al estilo de vida de las grandes urbes. Ese intercambio de beneficios entre las capitales y los municipios cercanos, los cuales ponen a disposición de una región sus características más importantes, se institucionaliza con un Área Metropolitana.
Esta figura, surge como una entidad administrativa de derecho público, formada por un conjunto de dos o más municipios integrados alrededor de un municipio núcleo, vinculados no solo por relaciones de orden físico, económico y social, sino también por dinámicas e interrelaciones territoriales, ambientales, demográficas, culturales y tecnológicas. Entre sus fines esta coordinar el desarrollo armónico, integrado y sustentable de los municipios, racionalizar la prestación de sus servicios públicos, ejecutar obras de infraestructura, desarrollar proyectos de interés social e implementar políticas para armonizar los diferentes Planes de Ordenamiento Territorial.
Para el 2050, en Colombia se estima que la población urbana sume 54 millones de personas frente a una población rural de 8,8 millones, y ante esta dinámica, nuestros municipios no son ajenos. De lo anterior, surge la necesidad de desafiar las ideas tradicionales sobre el modelo de administración municipal, generando redefiniciones institucionales y territoriales, que interrelacionen la geografía y que produzcan intercambios poblacionales, económicos y de gobernabilidad.
Sentando el anterior contexto en el caso concreto de Cartagena y demás municipios Bolivarenses, nos encontramos con una iniciativa que tuvo un solo respiro en el año de 1998, iniciativa que conformó dentro del marco de la derogada ley 128 de 1994 un Área Metropolitana entre Cartagena de Indias, Santa Rosa, Villanueva, Arenal, Clemencia y Santa Catalina. Dicha Área, adorna un papel –Escritura Publica 3243 otorgada en la Notaría Primera de Cartagena el 29 de diciembre de 1998- y configura un saludo a las banderas de nuestros municipios, pues no ha sido implementada hasta el día de hoy.
Sorprende de esa iniciativa, la no inclusión de dos municipios de gran importancia para la región, Turbaco y Arjona; quienes decidieron apartarse por los temores naturales en la implementación de las Áreas Metropolitanas, temor que asalta el orgullo independentista de los dirigentes, fundado en la percepción errada de que por asociarse con otros municipios para trabajar temas específicos y comunes, podrían perder sus poderes de decisión y los hilos con los cuales manejan su territorio. Por otro lado, María La Baja y Mahates quedaron por fuera, presuntamente por diferencias en la delimitación de sus territorios.
Al desempolvar esta iniciativa, podemos poner en marcha la visión regional que todos los cartageneros y bolivarenses queremos para nuestro territorio, alimentándonos mutuamente de las virtudes de cada municipio y brindándonos apoyo en el desarrollo territorial. Concretamente, podríamos encontrar beneficios en los siguientes ámbitos:
En primer lugar, desde el punto de vista ambiental, se plantearían políticas comunes que permitan un manejo integral de los cuerpos de agua, la constitución de un sistema ambiental con los ecosistemas estratégicos, planes de manejo de residuos sólidos, políticas de riesgo, cambio climático, entre otras.
En segundo lugar, respecto a equipamientos metropolitanos, podrían plantearse proyectos como centros de acopio y mercados metropolitanos, frigoríficos y una red de mataderos municipales, la construcción y administración de parques metropolitanos, sistemas de centros educativos y de capacitación, cementerios, entre otros, que generen a su vez un aprovechamiento económico en favor de los municipios integrantes y promuevan el empleo regional.
En tercer lugar, y teniendo en cuenta la ubicación de los municipios del Área, se podrían incentivar corredores turísticos aprovechando los proyectos que se están gestando en la zona como lo es el nuevo aeropuerto. Así mismo, la localización, definición y planificación de las zonas industriales y polos asociados al desarrollo tecnológico y energético, que promuevan más proyectos como el del Parque Solar Bayunca 1, inaugurado hace menos de un mes.
También, respecto a la vivienda y frente a procesos de asentamiento de la población, se requieren de políticas articuladas para asegurar la provisión de viviendas. Por tal razón, se designaría al Área Metropolitana competencias en la formulación de políticas en este ámbito, en equipamientos para las VIS, definiciones de norma urbanística, procesos de reubicación de la población en zonas de riesgo, y la formación de un posible instituto de vivienda metropolitana.
Por ultimo y no menos importante, están los servicios públicos y la movilidad, donde se podrían tomar decisiones para garantizar su prestación, especialmente de agua y alcantarillado. Respecto a la movilidad metropolitana, se implementarían proyectos de infraestructura y estrategias para los sistemas de transporte como el aéreo, férreo y fluvial, mejorando la movilidad, priorizando el desarrollo vial y las conexiones con todos los sitios o polos estratégicos de la región.
Es el mejor momento para ir desempolvando esta figura, en un contexto donde los planes de desarrollo lo tienen contemplado y donde se trabaja en la revisión general del POT de Cartagena. Tanto la administración distrital como la departamental, y en conjunto con la Nación, tienen la intención de poner en marcha la consolidación del área metropolitana como un modelo de conectividad desde lo productivo y la planificación del territorio, para optimizar los recursos y adelantar proyectos de interés común.
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