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Mujeres en pandemia

Proteger a la mujer, para proteger a la sociedad, debe ser ahora la prioridad tras un año francamente extenuante.

7 de marzo de 2021 Por: Vicky Perea García

La conmemoración del Día Internacional de la Mujer debe poner también, sobre el tapete, el debate sobre el impacto que ha tenido la pandemia en vida personal y laboral de las mujeres.

Bastante diciente es el estudio global de Deloitte, que muestra cómo el 82% de las mujeres encuestadas dijo que su vida se ha visto afectada de forma negativa por la pandemia, y casi el 70% de quienes reportan sentir el peso de esta coyuntura global están seriamente preocupadas por su capacidad para progresar en sus carreras.

Es un secreto a voces, en muchos entornos académicos, que la mujer ha sido la principal encargada, y la por más tiempo encargada, de velar por la educación a distancia de sus hijos, en malabares que suponen mantener todas las pelotas en el aire mientras la vida laboral sigue su ritmo o incrementa su ritmo.

Sin contar con que el cuidado de los familiares, en especial los más enfermos y los más frágiles económicamente, suele ser una tarea que se le delega a la mujer, o que ella asume de forma casi orgánica sin que el entorno, acostumbrado a que ella duplique y triplique su energía dadora sin queja ni muestras de cansancio, se inmute.

El tiempo personal de la mujer ha sido otro gran damnificado de esta pandemia, por lo mismo: se asume que el tiempo de la mujer es el tiempo grupal de la familia, un tiempo compartido, un tiempo gremial o gregario, un tiempo que muchos pueden saquear sin sonrojo, de tal manera que el agotamiento y la falta de espacios para el descanso, el sueño, el ocio, o para las tareas personales de realización, ha sido arrasado sin piedad.

Pocos se preguntan qué desequilibrio de cargas lleva la mujer a puerta cerrada, y es el momento de empezar a preguntárselo sin asumir que nada ocurre.

Tómese un momento para hacer el repaso mental de las mujeres de su entorno laboral, empresarial, familiar, social; un momento para llamar o preguntar, para expresar el deseo genuino de saber cómo sobrellevan las mujeres esta temporada que, tras un año, las ha exigido a niveles inimaginados de presión. Entre otras, financiera.

Porque la mujer, sobre todo en esta cultura, tiende a callar y a llevar con un estoicismo sorprendente la carga cómoda que la sociedad pone sobre sus hombros amparada, más que nada, en un rol asignado que ya nadie cuestiona, a fuerza de repetición generacional: el aguante.

Proteger a la mujer, para proteger a la sociedad, debe ser ahora la prioridad tras un año francamente extenuante.

Sigue en Twitter @PGPaolaGuevara

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