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“Nueva mentalidad de la Paz”

hay que dejar de ver en el otro al enemigo e ir al encuentro de aquel a quien supuestamente hay que combatir, es necesaria la humildad porque la paz, de hecho, es responsabilidad de cada uno.

9 de diciembre de 2018 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

El Papa Francisco aseguró que el mundo necesita líderes políticos con una nueva mentalidad, que estén dispuestos “a sentarse con sus enemigos en una misma mesa” para dialogar.

El 3 de diciembre en audiencia a los miembros de la Asociación Rondine -ciudadela de la paz-, no solo dirigiéndose a ellos, sino a los políticos del mundo entero, afirmó que no son líderes de paz aquellos políticos que no saben dialogar y ponerse al frente, pues si no se esfuerzan por acudir al encuentro del enemigo y de sentarse con él en una misma mesa, no pueden conducir a su pueblo a la paz.

Decía: hay que dejar de ver en el otro al enemigo e ir al encuentro de aquel a quien supuestamente hay que combatir, es necesaria la humildad porque la paz, de hecho, es responsabilidad de cada uno.

Observando el mundo actualmente, con sus líderes elegidos por el mismo pueblo, que en lugar de unir, dividen y enfrentan a sus propios hermanos dentro de una sola nación, y que se valen más bien de las pasiones y las emociones, manteniendo en la ignorancia a las personas y tapando la verdad, mientras se encargan de mover a las masas con sentimientos de odio hacia el otro, es cuando entendemos la insistencia de Adela Cortina cuando dice:

“En momentos como los actuales, resulta más que nunca necesaria la ética, la cual no se pone en práctica por estupidez, dado que las personas no nos damos cuenta de que es mucho más inteligente trabajar codo a codo que de forma competitiva en la que si unos ganan, otros son los que pierden”.

La época que entramos a vivir en estos días del mes de diciembre nos ambienta para que pensemos distinto, con más solidaridad, para que seamos capaces de mirar con alegría y esperanza la novedad del adviento, que es la novedad de Dios, que viene con ese aire nuevo y alegre de la época.

No dejemos que se aumenten los miedos, no pensemos en protegernos de todo, asumamos los riesgos del cambio, de la conversión, de la renovación, de ser otros, diferentes a lo que hemos sido hasta ahora, una vida que no se compromete, que le tiene miedo a arriesgarse, no es vida cristiana. Es una vida sin fecundidad.

Seguir el ritmo inconsciente de la falta de ética, nos saldrá muy caro en dinero y en dolor.

La corrupción, decía el Papa Francisco, es la llaga putrefacta que corrompe no solo a la persona, sino a la sociedad, y destruye el presente y el futuro del hombre.

El coste de esa inmoralidad seguirá siendo imparable y como lo decía Adela Cortina: “Aunque suene a tópico, seguirán pagándolo sobre todo los más débiles”.

Dejémonos embriagar por el espíritu de diciembre y empecemos a tener los sueños más grandes de libertad, en donde veamos la posibilidad del mundo que nos pinta Isaías el profeta, en donde se pueden sentar en una misma mesa los enemigos y no se harán daño, sino por el contrario, construirán unidos y harán realidad los sueños más atrevidos que lleven a la realización plena del ser humano.