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Tres palomas

No logro entender, aceptar o asimilar por qué Colombia se demora tanto para traer la vacuna y empezar a aplicarla.

18 de enero de 2021 Por: Gloria H.

No logro entender, aceptar o asimilar por qué Colombia se demora tanto para traer la vacuna y empezar a aplicarla. No he leído ni oído ninguna explicación válida del Gobierno para justificar la tardanza. Y más cuando otros países como el nuestro ya la tienen, y la aplican desde ya, están evitando que el virus crezca. No logro entender por qué el Ministro de Salud no oye y repica la experiencia del ancianato San Miguel de Cali donde se pudo evitar una tragedia. ¿No le interesa escuchar esa versión?
¿Al Gobierno sí le importa realmente detener esta pandemia, o está enredado en asuntos politiqueros, guerra de egos, pelea con los alcaldes, ineficiencias de gestión, se ‘entretiene’ mientras ajusta sus intereses?

Y me golpean más fuerte los interrogantes cuando leí que unos jóvenes fueron retenidos por la Policía, en la Plaza de San Francisco de Cali, después de haber atrapado tres palomas “porque tenían hambre”. Tres palomas entre el gran número de pájaros que anidan en la plazoleta de la gobernación como alimento para personas que no tienen qué comer. ¡Es sobrecogedor! Para muchísimos individuos, la cuarentena representa morirse de hambre. Significa que sus hijos se acuesten sin alimentos. Debe ser desquiciante que un hijo o hija le pida a sus padres comida y estos, impotentes, no tengan nada para darles. Pregunto, ¿usted qué haría?

La cuarentena puede salvar vidas, aliviar la llegada de enfermos a las clínicas y hospitales, pero dispara las cifras de gente con hambre, de personas sin empleo, de hombres y mujeres al borde de la locura por el encierro, o personas atormentadas con las deudas que fácilmente pueden terminar en suicidio. ¿Para qué vivir así? Un meme expresaba “tengo coronavirus existencial: la vida no me sabe a nada”. El otro lado del confinamiento es delicadísimo. Las personas están robando,
saqueando puestos móviles en el centro, arriesgándose a infringir la ley porque ante un problema de hambre, el ser humano se vuelve como un animal depredador. No hay razón ni lógica, solo hambre. Y esta se siente en el estómago pero obnubila la mente: allí ya no piensas, ni guardas compostura ni hay leyes que valgan para respetar. Allí solo están las tripas resonando.

No supe cuál fue el final del caso de los muchachos y las palomas. Ojalá los agentes se los hayan llevado a algún lugar donde pudieran comer, sé que hay multitud de casos de hambre pero es hora de despertar de este marasmo en que podemos estar atrapados, para mirar dónde está el hambre. Sé que no podremos calmárselo a todo el mundo, pero el solo hecho de salvar a uno, dos, una familia, a los que se pueda así solo sea por hoy, es ayudar a mitigar el problema. ¿Hay comedores comunitarios donde se pueda acudir? ¿Hay ayudas reales a la gente que tiene hambre y que ni siquiera puede pararse en un semáforo porque no puede salir de su encierro?

Vivimos un segundo pico pero, ¿existe también un segundo pico de ayuda de bancos, arriendos, empresas, deudas, para facilitarle la vida a los que no tienen ni para comer? A los que no les entra dinero y están desesperados con su situación. Sí, la ayuda psicológica se presta pero la ayuda real que alivia deudas es indispensable. Hay hambre, hay necesidad, hay desespero. Tres palomas en manos de estómagos con hambre es deprimente.

Sigue en Twitter @revolturas

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