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Doble O: vergüenza caleña

El espectáculo es denigrante. Lo que queda claro es que ya, aun antes de las elecciones del 27, Cali perdió. Perdimos todos. Independiente del resultado de las urnas, lo que queda es un sinsabor amargo.

14 de octubre de 2019 Por: Gloria H.

El espectáculo es denigrante. Lo que queda claro es que ya, aun antes de las elecciones del 27, Cali perdió. Perdimos todos. Independiente del resultado de las urnas, lo que queda es un sinsabor amargo. Por el lado que lo vea, hay pérdida. La desesperanza de una ciudad que no logra encontrar una persona capaz de estar a la altura de las circunstancias y dirigirla con preparación, madurez, experiencia e independencia. No la hubo. La desesperanza es total… Ninguno de los dos candidatos punteros dio la talla. Ospina y Ortiz lamentables. Casi de vergüenza, generan pena ajena. Por primera vez siento que ser caleña puede ser un motivo de burla. Como si el resto del país nos mirara con pesar, con conmiseración. “Pobrecitos, no dan más, Cali no da la talla”. Nos convertimos en la vergüenza nacional.

El show de Ospina es vergonzoso. Su personalidad es la radiografía de lo que vivirá Cali los próximos años. Histriónica, desmesurada, cobradora, manipuladora, victimista y sobre todo evasiva. No está hecho para enfrentar, tiene careta. Viviremos en un continuo Halloween. No sé qué fue peor si comenzar la huelga o detenerla ¿para qué la hizo? El espectáculo de moribundo con 24 horas de ayuno da grima. Pero eso es él, taimado, desconfiado, prevenido. También astuto y sagaz. No en vano es hijo de su padre y la desconfianza marca su historia. La sensación es que pareciera que siempre ‘esconde’ algo, como si siempre tuviera una carta tapada. En Psicología se sabe que quien no mira de frente, aquel que no sostiene la mirada, quien no es capaz de la confrontación a través de los ojos, debe tener algún ‘rayón’. Ospina evade, pareciera que se disfraza, tiene máscara, representa varios papeles y en definitiva no se sabe cuál es el verdadero, cuál es su esencia.

Ni que decir del Chontico. Tan buenazo que ya lo están manejando, al igual que a Duque. Su personalidad no tiene ni los alcances ni los atrevimientos para construir un aviso como el que hizo contra Ospina. Roberto Ortiz es un hombre conciliador, bueno y elemental. Pero el Centro Democrático no acepta, jamás, perder gobernación y perder alcaldía. ¿Desaparecer del Valle? Hay que darle con todo. Y uribista que se respete genera miedo, agrede e insulta. Ortiz no lo hacía… pero ya lo empezaron a manejar. Desde ya es una ficha al servicio de otros, de los intereses de quienes se acostumbran a meter miedo. Qué desastre. La personalidad del Chontico ‘antes del CD’ era otra. Tamizada por los uribistas ya empezó a mostrar ‘resultados’. Si él gana, ¿quien será el que verdaderamente gobierne?

¿Podrá llegar Alejandro Eder? He aquí el meollo del asunto. Está limpio, no tiene apoyo de partidos, no ha entrado en el juego sucio de las dos O. Es independiente. Le apuesta a la paz y a la reconciliación. No tiene la elementalidad del uno ni la astucia del otro. Es la opción más viable, la que más oxigenaría a Cali. En contra su apellido (increíble) porque los atizadores de las castas sociales, creen que sólo un ‘pobre’ puede manejar la ciudad. Está por verse…

De las urnas, el próximo 27 de Octubre, no tuvimos una persona que pudiera estar por encima de manipulaciones e intereses personales o de grupos, para acceder a la alcaldía de Cali. Como se dice en términos de evolución, “es lo que corresponde”.

Sigue en Twitter @revolturas

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