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Las cuentas bloqueadas

La cancelación de las cuentas a Trump no es por violar las reglas de Twitter, Facebook o Instagram, eso es una mentira. Son decisiones políticas.

17 de enero de 2021 Por: Francisco José Lloreda Mera

Hagamos a un lado la antipatía o simpatía que cada uno siente por Trump y analicemos con objetividad la decisión de los propietarios de Twitter, Facebook e Instagram, de suspender por un tiempo indefinido las cuentas del controvertido presidente. Indico, con cabeza fría, porque los ánimos están caldeados por lo que sucede en Estados Unidos con relación a un posible enjuiciamiento al mandatario y por la transición de gobierno.

Muchos celebraron la decisión por cuanto consideran que Trump incitó la toma violenta del Capitolio y porque podría hacer lo mismo para torpedear la posesión de Biden el 20 de enero, a la que ya el presidente en ejercicio ha dicho que no asistirá. Es decir, se trata de una doble medida: una sanción por el mal uso de las redes sociales y una acción de tipo preventivo bajo la suposición de que podría incitar a la violencia en la posesión.

Dicen los de Twitter, cuyo dueño es Jack Dorsey, que Trump hizo una “glorificación de la violencia” y que transgrede las reglas de la plataforma. Pero cuando se examinan los dos mensajes del presidente, es evidente que se trata de una interpretación, pues en ningún aparte, de manera expresa, invita a tomarse el Capitolio o a actuar con violencia. Aducen de Twitter que algunos seguidores de Trump podrían entenderlo de manera equivocada.

Repasemos los dos mensajes que llevaron a la suspensión de la cuenta. El primero: “Los 75 millones de Americanos Patriotas que votaron por mí,
América Primero, y Hacer América Grande de Nuevo, tendrán una voz gigante extendida en el futuro. Ellos no serán irrespetados o tratados injustamente, de ninguna manera o forma”. El segundo: “A todos aquellos que me han preguntado, no voy a ir a la Inauguración [posesión] el 20 de enero”.

Digámonos la verdad, independiente del sentimiento por Trump: estos mensajes distan de ser una “glorificación de la violencia”. Y en el caso de Facebook e Instagram, dice Mark Zuckerberg, su dueño, que “podrían fomentar actos violentos en quienes potencialmente lo estarían considerando” y que la “voz gigante extendida” se lee como la no facilitación de la transición del mando. Discúlpenme, pero son flojos los argumentos esgrimidos.

Lo anterior no justifica en absoluto lo hecho por Trump; he escrito lo que pienso de él. Y sí creo que está en capacidad de generarle muchos dolores de cabeza a Estados Unidos, con o sin cuentas en las redes sociales. Pero llama la atención el doble rasero de muchos, incluso en el país, que aplauden la medida, pero condescienden con otras barbaridades en las redes. Si se midiera con la misma vara, más de uno en Colombia no tendría cuentas.

La cancelación de las cuentas a Trump no es por violar las reglas de Twitter, Facebook o Instagram, eso es una mentira. Son decisiones políticas. Como lo es la acusación y posible juzgamiento por violar la ley a cinco días de culminar su período; creer que en esos días puede incendiar el país a través de dichas redes, es traído de los cabellos. Es un castigo político, reprimido y cargado de un odio no muy distinto del de los fanáticos de Trump.

Este breve análisis tiene un propósito: no engañarse. Y, tener claro el precedente que se ha creado, en lo positivo y en lo negativo. Las redes sociales son medios de comunicación. Hoy se festeja la censura de Trump, a futuro serán otros los censurados, dependiendo de la presión que reciban los magnates Dorsey y Zuckerberg o de sus preferencias políticas. Con o sin fundamento. Se ha cruzado una línea roja: el tema no es Trump -que repito, es nefasto- es la libertad de expresión, por la que tantas vestiduras se rasgan en Colombia.

Sigue en Twitter @FcoLloreda

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