Tendencias pedagógicas de la pospandemia en el mundo | El Nuevo Siglo
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Domingo, 7 de Agosto de 2022
Mario F. Hurtado

Si algo cambió en nuestras vidas después del 20 de marzo de 2020, cuando se inició el primer confinamiento por la expansión del virus del covid-19, fue la educación. Desde ese día colegios y universidades cerraron para comenzar, de forma forzada y atropellada, modelos de enseñanza virtual que llevaban pregonándose de forma constante en eventos y en foros académicos pero que no se habían llevado a la realidad de forma generalizada.

Esta semana el informe de innovación Pedagógica de 2022 presenta un panorama de los modelos emergentes que se han consolidado después de un largo periodo de virtualidad y un retorno masivo a la presencialidad de la educación básica y de la superior.

El informe es presentado por la Open University del Reino Unido junto con expertos de la UOC (una de las universidades virtuales más grandes a escala global) y encontraron 10 tendencias en los modelos pedagógicos que se impusieron o se están consolidando en los entornos educativos posteriores al confinamiento.

El primero es, sin duda, la metodología híbrida de aprendizaje donde se combina lo presencial con lo virtual, pero a diferencia de como era antes que se pensaba en un curso presencial con algunas actividades virtuales, hoy se buscan modelos que se formulen desde la virtualidad y permita unos encuentros presenciales de socialización de experiencias.

La segunda con mayor fuerza es el dual que establece bajo un mismo marco el aprendizaje en el aula con la práctica de campo o aplicación en la industria. Se han consolidado en los programas de formación técnica, tecnológica, en algunos pregrados y en la formación de posgrado.

La tercera son las pedagogías ligadas a las microcredenciales, es decir que en lugar de programas académicos de pregrado en educación superior, las personas están buscando cursos certificados y acreditados que permitan mejorar sus habilidades en las competencias laborales. La tendencia genera una reflexión sobre el futuro de las maestrías y doctorados, pues se considera que es más efectivo tomar cursos específicos de formación continua para conservar o ascender en los puestos de trabajo.

El cuarto un fortalecimiento por la educación del bienestar, esto tanto en educación básica y media como en superior, las instituciones están pensando más en la salud mental de los estudiantes y en incorporar en los programas, practicas institucionales que permitan mejorar su salud. Se evidencia en la construcción de lo que se conoce como centros de la felicidad en Colombia, espacios para la actividad física, la relajación y el relacionamiento lúdico de los estudiantes, así como del acompañamiento socioemocional.


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La quinta tendencia se denomina pedagogías del hogar, que consiste en el uso de herramientas efectivas que permitan que los estudiantes realicen lecturas culturalmente relevantes, desde lo cotidiano y desde las experiencias vividas. Dos años de confinamiento en la mayoría de los países despertó el interés con tener una mirada de la educación desde la experiencia cotidiana en la vivienda, el hogar y el entorno cercano.

La sexta es la pedagogía de la autonomía, que se fundamenta en la idea de que los estudiantes tomen las riendas de su aprendizaje y los profesores se convierten más que en maestros en facilitadores.

La séptima está tomando mucha fuerza en los jóvenes, y es la educación dirigida por influenciadores, es decir educadores que se dedican a compartir su conocimiento por medio de videos y tutoriales y que cada vez tienen mayor injerencia en las decisiones que toman los estudiantes respecto a qué aprender, que determinar cómo relevante e inclusive, dónde y cómo trabajar.

La octava se denomina pedagogía del malestar y se considera un proceso de autoexamen necesario para que los estudiantes cuestionen de manera crítica aspectos como la opresión, el racismo, la injusticia que lleve a explorar la gana de emociones que surgen en los estudiantes y la forma de cómo tramitarlo sin el ejercicio de la violencia.

La novena se trata de caminar y hablar, es decir, motivar a los estudiantes de programas virtuales y online a desarrollar encuentros presenciales donde caminen y conversen con sus pares. La evidencia demuestra que esas acciones fomentan el pensamiento creativo y se rompe la barrera de la soledad que es la principal característica de los aprendizajes remotos.

Y la décima se define como grupo visionado y es el uso generalizado de internet que permite sesiones en línea con muchas personas viendo el mismo video o una presentación, la posibilidad de interacción con comentarios y la posibilidad de establecer redes de contactos. ¿Cuántas personas no participaron en estos dos años en congresos virtuales por YouTube u otras redes sociales y a partir de los comentarios entraron en contacto con personas con intereses similares y miradas sobre proyectos en común?

Los dos años de pandemia fortalecieron la transformación digital de las instituciones educativas y el cambio de los enfoques pedagógicos presenciales. Lo más destacado es que no siempre se aprende en el momento de la instrucción, sino que las múltiples variables que permiten los modelos de alternancia hace que existan momentos de expansión del aprendizaje en situaciones alejadas al aula.

*Consultor en Educación. Fundación Ceiba

@hurtadobeltran