Francisco en las fronteras de la fe | El Nuevo Siglo
Francisco está dispuesto a arriesgarse por la paz y así, con el único interés de unir en una familia a musulmanes, judíos y cristianos, desde la tierra de Abraham.
foto archivo Anadolu
Domingo, 7 de Marzo de 2021
Hernán Olano

No solo para cumplir una promesa incumplida por causa de la guerra, que frustró el viaje de Juan Pablo II a Irak en 1999, sino porque verdaderamente quiere tender lazos de entendimiento y abrigar con su palabra a los cristianos de Irak, Francisco desarrolla su 33 viaje internacional, a pocos días de cumplir ocho años de su pontificado, no solo en medio de un país con los más altos niveles de contagio por el covid-19, sino, devastado por cuatro décadas recientes de guerra y desolación, así como aquejado él mismo, por una ciática que este año lo ha llevado a cancelar varios eventos en Roma.

Francisco en realidad es un líder indiscutible que se metió en el interior de la ballena, así como Jonás, quien fue expulsado de las entrañas del cetáceo mamífero en las costas de Irak, para llevar a Nínive la palabra de Yahvé.

Luego de muchos años de terror y de barbarie en Irak, la caída del Estado Islámico marcó la vuelta a esa tierra de un reducido grupo de cristianos, que junto con los que se quedaron y fueron robados, amenazados, asesinados, crucificados, sus hijas y mujeres violadas y ultrajadas, así como esclavizados, sometidos a trabajos forzados y sus casas arrasadas por los yihadistas del ISIS, tan solo suman el 1% de la población, cerca de 400 mil, luego que hace cuarenta años la cifra de cristianos fuese tres veces mayor.



En agosto de 2014, cuando las hordas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) tomaron Mosul, en marcha una campaña sistemática para erra­dicar la presencia de todo aquello que fuese considerado no islámico, casi nada ha cambiado frente a lo que Francisco encontró en su recorrido, en esa ciudad, así como en Bagdad, Nayaf, Quaraqosh y Erbil, capital del Kurdistán iraquí, donde ahora solo hay campos de refugiados, mientras que antes, cristianos, musulmanes y yazidíes vivían en paz.

El Papa quiere hacer presencia como “peregrino penitente” en aquellos lugares donde el islam se ha deformado hasta adoptar una forma virulenta y extremista, razón por la cual, en su discurso ante el Presidente y el cuerpo diplomático, expresó que el nombre de Dios no es para la opresión y para la guerra, sino para el amor, la benevolencia, la paz y la misericordia.

El cristianismo en Irak comprende varios grupos étnicos, entre ellos, armenios, turco-manos y circasianos. Sin embargo, la gran mayoría de miembros de la comunidad cristiana corresponde a los asirios (caldeos, caldeo-asirios o siriacos).

¿Cuál es la situación legal de los cristianos? Según la Constitución de Irak, el islam es la religión oficial del Estado y la “fuente principal de la legislación”. Conforme al artículo 2.1, está prohibido promulgar leyes contrarias al islam, a los principios de la democracia y a los derechos y libertades fundamentales que recoge la Constitución. El artículo 2.2 protege por igual la identidad islámica de la mayoría de los iraquíes y los derechos religiosos de los cristianos, los yazidíes y los sabeos mandeos. De ahí que el Papa, ante el presidente de la República de Irak, Barham Salih, dijera que no puede haber ciudadanos de segunda clase, pues lo que se ha de edificar es una sociedad de solidaridad, concordia y bien común, guiada al camino de sabiduría, justicia y verdad y que luche por la seguridad y los medios para salir adelante, no obstante las rivalidades y contraposiciones.

No obstante, la invitación del gobierno de Irak, que es requisito indispensable para proceder a un viaje pontificio, el Gobierno central ha venido tomando, desde su llegada al poder desde mayo de 2018, una serie de medidas dirigidas a avanzar en la islamización de la sociedad iraquí. Según el más reciente informe sobre la libertad religiosa, “Las leyes propuestas en relación con el alcohol, el código de vestimenta de las alumnas de las universidades y el matrimonio con menores de edad llevarían al país en una dirección más islamista, lo que afectaría a las minorías religiosas”.

Si bien la intención del viaje, más allá del riesgo de salud o de seguridad, es mostrar la cercanía del Papa con aquellas comunidades cristianas amenazadas, no deja de ser sorprendente destinar cuatro días para exponerse al público (o a los terroristas) en algunos de los lugares nombrados en la Biblia que están ubicados en Irak, muchos más que los que se ubican en Israel y en Palestina.

Las atrocidades en Nínive por parte del Dáesh contra los yazidíes, los cristianos, los chabaquíes y otros grupos, sobre todo chiíes, incluso contra los sunníes, han generado profundas fisuras sectarias, pues el Dáesh es conocido ampliamente por sus impactantes videos de decapitaciones y otros tipos de ejecuciones, tanto de civiles, soldados, periodistas e integrantes de ONG humanitarias, así como por la destrucción de lugares históricos de herencia cultural.

El problema que enfrentan los civiles y cristianos en minoría en esos lugares, tiene que ver con que el Dáesh ha elaborado desde 2015 una lista de sesenta naciones consideradas como enemigas del Estado Islámico, en la cual también está el Vaticano. Por eso, uno de los problemas para hacer razonar a los integristas, es la frase del sacerdote Jalal Jako, refugiado en Qaraqosh: “Jesucristo dijo que había que poner la otra mejilla y amar a nuestros enemigos, pero no conocía a los yihadistas del ISIS. Con ellos no hay opción para el diálogo”, pues volver al islam que practicaban los píos predecesores (salafí manhaj) es el camino a seguir para recuperar la gloria del pueblo musulmán en todo su espectro de influencia.

El problema es, que, en Irak, la violencia contra las minorías es considerada necesaria para la defensa del monoteísmo (tawhid) y para la lucha contra el politeísmo (shirk) y los infieles (kuffar). El Magíster en Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad del Rosario, Guillermo Ospina, “Las acciones del Estado Islámico han sido justificadas como parte del actuar del “buen musulmán” para defender la “religión verdadera” de la idolatría y el politeísmo. Por esta razón, la amenaza del Estado Islámico se origina en el discurso salafista que le brinda las bases teológicas al señalar que existe una guerra en contra del islam, lo que constituye un discurso securitizador (enfoque constructivista para la identificación de las amenazas) de la religión”.

Francisco está dispuesto a arriesgarse por la paz y así, con el único interés de unir en una familia a musulmanes, judíos y cristianos, desde la tierra de Abraham, desea seguir incentivando el diálogo con el islam, así como solicitar protección para los perseguidos y para las minorías. El Papa se mantiene fiel a su formación jesuita: viajar a las fronteras de la fe.