Duque es Duque: un análisis sobre los aspectos positivos del Gobierno

En sus seis meses de mandato, el presidente ha recibido muchas críticas. En contraste, este artículo presenta un análisis matizado que reconoce algunos aspectos positivos de su mandato y explica su repunte en las encuestas.

Nicolás Liendo*
22 de febrero de 2019 - 03:00 a. m.
En la encuesta Invamer de febrero, la aprobación de la gestión del presidente Duque subió al 42,7 %. /  AFP
En la encuesta Invamer de febrero, la aprobación de la gestión del presidente Duque subió al 42,7 %. / AFP

Cumplidos los primeros seis meses de Gobierno del presidente Iván Duque, es conveniente hacer un balance de su gestión. La polarización fue una constante durante la campaña presidencial y por eso llegaron a la segunda vuelta los extremos ideológicos. Duque logró convencer a la mayoría y se convirtió en el jefe de Estado con mayor cantidad de votos de la historia.

El grueso de los medios y analistas hacen énfasis en los aspectos negativos de su mandato. En contraste, este artículo presenta un análisis matizado que reconoce algunos aspectos positivos y explica su repunte en las recientes encuestas, en cuanto a su gestión.

Dos temores infundados

Durante la campaña presidencial, a Duque se le criticó por su juventud, equiparándola con la inexperiencia. Ciertamente, la Presidencia de la República es una posición difícil y existe una curva de aprendizaje para todos los recién llegados, que se notó en errores no forzados de algunos ministros o ciertos nombramientos dubitativos.

Y sin embargo, el presidente ha demostrado que en momentos críticos es capaz de tomar decisiones firmes que responden a los intereses de la ciudadanía. Por lo tanto, esa supuesta inexperiencia tiene más que ver con un proceso normal de sincronización que con la edad del presidente o con su experiencia como ejecutivo.

Le puede interesar: “Estaremos facilitando todos los aspectos logísticos”: Duque sobre ayudas internacionales

Otro factor que causaba suspicacias era la independencia que Duque mantendría con respecto a Álvaro Uribe. Pero él ha trazado con claridad las líneas que tomará. Durante estos seis meses, los roces con su partido, el Centro Democrático, han demostrado que aunque respeta profundamente a Uribe y nunca lo traicionaría, Duque es Duque y Uribe es Uribe.

Hechos y no palabras

El primer momento crítico fue la consulta anticorrupción. Si se oponía, habría quedado como un presidente “procorrupción”. Por eso, decidió manifestar públicamente su apoyo a la consulta, y participar el día de la votación. Luego de que esta no superara el umbral, el presidente se comprometió a desarrollar una agenda “anticorrupción”, que, como ya había ocurrido en otras ocasiones, falleció en el Congreso.

En todo caso, hay que añadir que la corrupción no se combate únicamente con leyes. Duque ha puesto en marcha lo que quizá será uno de los puntos más destacables de su Gobierno y un ejemplo de transformación profunda en las formas de hacer política en Colombia: acabar con la llamada “mermelada”.

Hasta ahora el presidente se ha mantenido firme en no intercambiar puestos por aprobaciones de proyectos en el Congreso. Así los partidos han tenido que tomar posiciones claras, basándose en sus propias posiciones programáticas.

Diálogo para la paz cotidiana

El nuevo presidente le ha apostado al diálogo con todos los actores y en todo el territorio nacional. Duque ha dejado atrás otras épocas, cuando los mandatarios hablaban solo con los miembros de su coalición, y ha estado en reuniones incluso con Timochenko, líder de las hoy desmovilizadas Farc, por ejemplo.

Pero como la vida no solo transcurre en Bogotá, el presidente retomó la iniciativa de Uribe de visitar las regiones con los Talleres Construyendo País. El diálogo social es un instrumento para reconciliar intereses diversos y Duque lo está usando para resolver pacíficamente los conflictos cotidianos. El conflicto con los estudiantes fue prueba de ello, pues logró un acuerdo para el financiamiento de las universidades públicas y evitó la violencia.

Eln y Colombia como líder regional

El repunte de Duque en las encuestas puede atribuirse a dos eventos: el atentado del Eln contra la Escuela de Cadetes de la Policía en Bogotá y la proclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.

:::Lea más noticias del día sobre política:::

Desde que Santos inició negociaciones con el Eln, los incumplimientos de esta guerrilla han sido permanentes, pues ha seguido con el secuestro, la extorsión, los atentados contra oleoductos, y se ha enriquecido con el narcotráfico vía Venezuela, donde se esconden varios de sus comandantes.

Ante los incumplimientos y las dudas sobre la voluntad de paz de los subversivos, Duque puso dos condiciones para proseguir el diálogo: que cesen las actividades criminales y que se libere a todos los secuestrados. Luego del atentado, afrontó con firmeza ese momento crítico y logró unificar al país en la lucha legal contra los terroristas.

Por otra parte, la dictadura de Nicolás Maduro se ha vuelto una pesadilla. Migración Colombia confirmó recientemente que más de un millón de venezolanos han cruzado legalmente la frontera y otros miles la han atravesado ilegalmente. El Estado y la ciudadanía colombianos, con escasa historia en recepción de migrantes, han sido un ejemplo mundial en la acogida de sus vecinos.

Desde sus épocas de senador, Duque ha estado interesado en combatir al régimen de Maduro. Desde la Presidencia, sin embargo, ha resistido a las llamadas belicistas. Así mismo, asumió el liderazgo del Grupo de Lima en respaldo de Juan Guaidó y de la Asamblea Nacional en su búsqueda de una salida pacífica.

Lamentablemente, las posturas erráticas de Uruguay, México y Bolivia no contribuyen a unificar el mensaje para aislar por entero a Maduro. En todo caso, el liderazgo de Duque en relación con Venezuela también ha sido reconocido por las encuestas.

Lea tamibién: Sanción de estatutaria de JEP dependerá de “genuina verdad, reparación y no repetición”: Duque

Coda

Iván Duque es el primer presidente sujeto a la reforma política que prohíbe la reelección. Esto hace que, en vez de preocuparse por las encuestas y los aplausos, se ocupe de las verdaderas necesidades del país.

Erróneamente, cuando se firmó el Acuerdo con las Farc se creyó que la paz ya era una realidad. Pero para eso, Colombia necesita que todos los ciudadanos actuemos en el marco de la ley y que simultáneamente se corrijan las desigualdades, propiciando la igualdad de oportunidades. Mientras que Santos dejó un acuerdo de élites con las Farc, Duque está propiciando un pacto con la ciudadanía para vivir en paz y posicionando a Colombia como un líder político regional.

*Decano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda y analista de Razón Pública.

Esta publicación es posible gracias a una alianza entre El Espectador y Razón Pública. Lea el artículo original aquí. 

Por Nicolás Liendo*

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar