El Magazín Cultural
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El Carnaval de Fiori

Heriberto Fiorillo es un personaje que representó en sí mismo esa sabrosura Caribe que por gozosa y colorida, como sus camisas, no deja de ser profunda, literaria y periodística.

Farouk Caballero, especial para El Espectador
31 de mayo de 2023 - 04:32 p. m.
Heriberto Fiorillo, periodista, escritor y gestor cultural, quien falleció anoche.
Heriberto Fiorillo, periodista, escritor y gestor cultural, quien falleció anoche.
Foto: Diana Sánchez

Conocí a Heriberto Fiorillo gracias al periodismo y a ser un buen suplente. Durante el Carnaval de las Artes de 2019, La Cueva recibió a dos veteranos de mil batallas periodísticas: por el Caribe Juan Gossaín y por la capital mundial de los cachacos, Bogotá, Antonio Morales. El hijo de San Bernardo del Viento dio cátedra y Toño Morales lo secundó durante la velada cultural, literaria, periodística y jocosa del 15 de febrero. Tomé nota y escribí durante la noche. La nota se publicó al día siguiente bajo el título: “El decálogo literario y periodístico de Juan Gossaín”.

Heriberto Fiorillo leyó y buscó mi número. Me escribió para agradecerme por el trabajo de reportería. Leí atento y recibí una tremenda lección de humildad, pues un hombre con la relevancia cultural suya, le escribía a un reportero, cachaco de Bucaramanga, y desconocido. Al día siguiente, tuve que ser suplente de Alberto Martínez, quien era mi jefe. Alberto debió ausentarse de la entrevista pactada con el también periodista uruguayo Leonardo Haberkorn y propuso mi nombre, todo dentro del mismo Carnaval de las Artes que Fiorillo lideraba. Fiori aceptó.

Debo decir que al ver La Cueva llena ese domingo 17 de febrero a las 9:30 de la mañana, entendí la relevancia del legado de Fiori. Pues, si somos honestos, desde afuera siempre que se piensa en Barranquilla el imaginario manda: fría, parranda y poco debate cultural. La sorpresa me la llevé yo; el Carnaval de las Artes de Fiori y compañía es una de las fiestas culturales, artísticas y literarias que, al menos una vez en la vida, todo cultor del folclor debería vivir. Es más, si me apuran, les digo que entre el Carnaval de Fiori y el Carnaval de Barranquilla, me quedo, lejos, con el primero.

Volvamos a la charla que resultó buena. Claro, no por mí, sino porque Leonardo es un teso que se mamó de dar clases ante estudiantes de periodismo que no leen y viven en el celular, pero además es un crítico, con argumentos, de ese proceso histórico de Pepe Mujica en Uruguay. Y, por si fuese poco, un cronista que está en cualquier antología de Nuestra América que merezca la pena. Los asistentes salieron más que agradecidos.

Fiorillo volvió con su costumbre: me agradeció y yo seguí aprendiendo de su humildad. Ahí no sabía que un año después vendría el regaño. En diciembre de 2019, recibí una vez más su llamada: “Fiori - Llamando”, me avisó el celular. Esta vez me dijo que yo sería el encargado de entrevistar en La Cueva a uno de los estelares del Carnaval de las Artes 2020, el maestro Juan Gossaín. Con esto quiero decir que Fiori me puso a debutar en las grandes ligas del periodismo colombiano. Confió en mí y creo que no lo defraudé, pero eso sí, me gané mi garnatá verbal.

Gossaín, ya en febrero de 2020, habló de todo con maestría. La Cueva, como es costumbre, estuvo a reventar e incluso la gente afuera disfrutó de la charla con una preciosa pantalla gigante. Adentro, Gossaín afirmó que si se le acababa el whisky no hablaba más. Otro legado del Carnaval de Fiori, pues en el Caribe, aun los temas de mayor trascendencia política, histórica, artística o cultural deben tratarse con un escocés. Gossaín dio cátedra sobre García Márquez, El Caribe, el Junior de Barranquilla, el vallenato, el Grupo de Barranquilla, Álvaro Cepeda Samudio, el compromiso con la verdad que tenemos los periodistas y mucho más. Los aplausos cerraron la charla.

Fotos, felicitaciones y más recibí por parte de los asistentes, pero cuando estuve a solas con Fiori, llegó el reclamo. Me dijo: “muy bien, pero debes saber, joven, que Álvaro Cepeda Samudio no nació en Ciénaga como tú dices, él nació en Barranquilla”. La historia es esta, por una información que obtuve al revisar esos debates nunca zanjados de actas de nacimiento sobre los personajes de nuestras artes, encontré un testimonio que afirmaba que Cepeda Samudio nació en Ciénaga y lo llevaron a los días a Barranquilla. Lo corroboré con dos fuentes más y dije en la conversada con Gossaín: “¿Qué opinas del único escritor barranquillero que nació en Ciénaga?” Fiori lo anotó y me la cobró. Merecido. Aprendí otra vez.

Mucho más podría contar del gran Fiori, personaje que representó en sí mismo esa sabrosura Caribe que por gozosa y colorida, como sus camisas, no deja de ser profunda, literaria y periodística. Faltarán más textos para recordar cómo el enorme Daniel Coronell, después de un evento en Barranquilla, mencionó que en la cena quería ir a hablar con su maestro. Se refería a Fiori. A La Cueva fuimos para recordar las lecciones de periodismo, vida y más que Fiorillo le enseñó, con lápiz rojo en mano, a un joven Coronell. Fiori escuchaba a Coronell, sonreía y movía la cabeza, hacia arriba y hacia abajo, como confirmación de cada memoria de aprendizaje. Del mismo modo, recuerdo los debates que el profe y periodista Alfredo Sabbagh se daba con Fiori para que dejara transmitir, vía streaming, el Carnaval de las Artes. Y podría seguir enumerando anécdotas exquisitas, pero de momento, cierro afirmando que si el cielo existe, debe ser algo como El Carnaval de Fiori, con La Cueva y sus fundadores en el centro. Seguro, allá siguen la parranda literaria.

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Por Farouk Caballero, especial para El Espectador

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