La expresión fue acuñada en 1946 por el economista alemán Alfred Müller-Armack, quien interpoló la palabra “social” a la expresión “economía de mercado”. Pero el concepto fue anterior. La llamada “Escuela de Friburgo” -a la que pertenecían los economistas alemanes Walter Eucken y Leonhard Miksch y los abogados especializados en Derecho Económico Franz Böhm y Hans Grossmann-Dorth- inició en 1937 una serie de libros y publicaciones con la intención de introducir elementos de equidad en el sistema clásico de libre concurrencia. A este empeño se unieron, en la postguerra, varios economistas alemanes, quienes establecieron “el principio de la libertad de los mercados vinculado con la compensación social”, como dijo uno de ellos.
El profesor israelí de política económica de la Universidad de Augsburgo, Heinz Lampert, reconoce que las raíces filosóficas de la economía social de mercado, como modelo socioeconómico, se remiten hasta Adam Smith (1723-1790) y John Stuart Mill (1806-1873), que son juntamente con David Ricardo (1772-1823) los tres más importantes exponentes de la escuela clásica de economía.
Los partidarios de esta tendencia se propusieron encontrar una “tercera vía” entre la economía dirigida -el dirigismo de corte marxista- y la economía de libre mercado de corte liberal. Consideraron ineficiente a la primera y obsoleta a la segunda.
Se mantuvieron a distancia, sin embargo, de los planteamientos keynesianos, a los que consideraron inflacionarios.
En esta ubicación se alinearon von Böhm, von Dietze, Eucken, Hensel, Lutz, Maier, Meyer, Schmitt, Schmölders, von Breckerath, Jenssen, Lampe, Preiser, von Stackelberg, Wessels, Röpke, Rütow en Alemania y también otros economistas alemanes que habían emigrado a Estados Unidos en razón de la guerra, como von Haberler, Kronstein, Machlup y Mering.
Las ideas de este importante grupo de economistas fueron recogidas y aplicadas en la Alemania de postguerra por el ministro de economía del gobierno cristiano-demócrata de economía, Ludwig Erhard, a partir de 1948. Y desde entonces a la economía social de mercado se la asocia con el llamado “milagro alemán”. Ella operó en una coyuntura muy especial. Había terminado la guerra, era necesario reconstruir el país y rehabilitar todo el aparato productivo inutilizado. Para este propósito se habían coligado los dos partidos políticos más importantes: el Socialdemócrata (SPD) y el Cristianodemócrata (CDU). Existía abundante cantidad de mano de obra, puesto que a partir de 1944 en Alemania vivían cerca de diez millones de fugitivos y desplazados. La oferta de trabajo era virtualmente ilimitada. La ayuda económica y tecnológica externa fue masiva. Y el “Plan Marshall” funcionó generosamente.