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Querido Gabriel,
Sergio Arbeláez, de la Feria Internacional de la Música de Guadalajara, cuenta que nuestra ciudad es origen de la música más escuchada del mundo. “Normalmente, las regiones que producen la mayor calidad musical son más mestizas, más abiertas al mundo, multiculturales, pero esta ciudad ha logrado algo casi inaudito. De los diez videos musicales más vistos en Youtube, siete fueron producidos en Medellín”. Nos recordaba Octavio Arbeláez, padre de Sergio y fundador de Circulart, que “la ciudad ha acogido generosamente, desde siempre, los sonidos de la diversidad. Desde el periodo dorado en la década de los 70 en que el cluster productivo de la música tenía en Medellín a Codiscos, Fuentes y Sonolux, como disqueras líderes en el continente, hasta este siglo en el que los sonidos urbanos se toman el mundo con músicas que, aunque a muchos les suene a lo efímero, están instaladas en los imaginarios creativos del mundo”. ¿Será que en nuestra música se expresa lo mejor que podemos ser, convivencia, diversidad, alegría y posibilidad? ¿Hablamos de la música y del valor social y cultural que tiene para nosotros?
Los músicos de nuestra ciudad nos enseñan a amar y cuidar la vida. Lo he sentido en el abrazo de Juancho Valencia, en los ojos llenos de esperanza del JKE, en la sonrisa absoluta de los héroes de Son Batá, en la magia de una noche en La Pascasia. Lo he visto desde siempre en la sencilla inmensidad de Juanes. Los músicos celebran la vida a cada paso, en cada concierto. Saben, como escribió Nietzsche, que “la vida sin música sería un error”.
Nos enseñan, también, a vivir generosamente. Los verdaderos artistas, aprendí con Catalina, viven como enseñó el monje budista Matthieu Ricard: “nada qué perder, nada qué ganar, todo para dar”. Si se buscan solo la fama y la riqueza no se llega a ninguna parte, o quien lo logra desde esas intenciones, lo hace muchas veces a costa de su verdadero valor. La música es la gran profesora de altruismo. Tal vez por eso dice Rubén Blades que “saca lo mejor de nosotros”, porque “estimula partes internas que quizás no hemos podido identificar”.
Un músico nos enseña a disfrutar mejor que nadie del universo, gracias a esos hermanos que son el silencio y la música. Lo dice bien Huxley, en Música en la Noche: “Desde la más pura sensación hasta la intuición de la belleza, desde el placer y el dolor, hasta el amor y el éxtasis místico y la muerte; todas las cosas fundamentales, todo lo que es más profundamente significativo para el espíritu humano se puede tan solo experimentar, no expresar. El resto es, siempre y en todas partes, silencio. Después del silencio, lo que se acerca más a expresar lo inexpresable es la música.”
¿Supiste de Circulart, el mercado y encuentro de la música independiente de Iberoamérica?, ¿viste el sobrecogedor video de Juancho y Puerto recibiendo el Latin Grammy? Ser una ciudad musical, donde nos encontramos con el mundo y lo inspiramos, y celebramos la vida en medio de buenas melodías, tiene, seguramente, un gran potencial económico. Pero lo más importante, lo crucial de este mestizaje de las mejores músicas, es que nos puede convertir en nuestra mejor versión, una que sepa escuchar, que sepa bailar el amor, que cante en lugar de gritar, y que, cuando algunos solo piensen en estrujar, nos recuerde suavemente la magia imprescindible de un abrazo.
* Director de Comfama.
