Por Claudia Frank*
claudia.frank@accenture.com
Actualmente el mundo está ingresando en la nueva era posdigital. Sin duda alguna, es un momento crucial para los productos; una era inteligente y conectada, donde estos cuentan con capacidades sensoriales, software, conectividad e incluso inteligencia artificial. En este contexto, surgen oportunidades extraordinarias para los negocios y sus consumidores. Sin embargo, la mayoría de las empresas se aferra aún a formas establecidas de fabricar, vender y utilizar productos, y están desaprovechando el enorme potencial de las tecnologías digitales emergentes.
En un futuro muy próximo, los dispositivos de hardware como automóviles, electrodomésticos, equipos pesados e industriales, así como los productos de software, ya no se diferenciarán por sus características estáticas, sino que los fabricantes diseñarán estos dispositivos para ofrecer experiencias altamente personalizadas y “fluidas”, basadas en servicios digitales y de otro tipo que pueden personalizarse según las necesidades de cada cliente.
Pero ¿qué significa esto para los fabricantes? En pocas palabras: un gran paso, tanto en la digitalización como en la forma en que las empresas piensan, diseñan, fabrican, venden y prestan servicios a sus productos.
Hasta ahora, la digitalización de la industria se ha centrado en la mejora de las operaciones de front-office y back-office, es decir, marketing y ventas o planificación, compras, finanzas, RR. HH. y TI. Pero este enfoque está cambiando, debido a que el internet de las cosas, los sensores, el edge computing y la nube han permitido a los ingenieros integrar la potencia de los ordenadores, la conectividad y el software en casi cualquier tipo de producto de hardware. Y esto, a su vez, permite el surgimiento de experiencias de productos hiper personalizados y de ofertas como servicio, todas ellas basadas en tecnologías digitales.
El beneficio clave de esto es que los fabricantes pueden finalmente ir más allá de las viejas formas de hacer las cosas y aprovechar todo el valor de lo digital. Al combinar las operaciones comerciales digitalizadas y los flujos de trabajo industriales con nuevos tipos de productos y servicios, las organizaciones pueden mejorar no sólo su eficiencia básica, sino también reinventarse continuamente para buscar nuevas oportunidades de crecimiento y flujos de ingresos digitales. Y es probable que los nuevos productos y servicios les permitan revisar, simplificar y digitalizar aún más sus operaciones.
Pero no sólo cambiarán los productos en sí mismos y las formas en que se fabrican, sino también la relación que los fabricantes tienen con las cosas que crean. A medida que los productos se vuelven inteligentes y se conectan a través de una pila de tecnología digital que se ha vuelto superbarata, fácil de usar y, por lo tanto, penetrante, las empresas ya no pueden simplemente venderlos y terminar con ellos. Tendrán que mantener un contacto remoto y un intercambio permanente de datos, servicios, actualizaciones y mejoras, convirtiéndose efectivamente en los “gestores” de las experiencias en torno a estos productos.
Por lo tanto, ¿cómo deberían los fabricantes hacer frente a estos retos? Primero, configurando una visión clara y una estrategia de producto en torno al valor que una empresa quiere crear. Reinventando productos y eventualmente, todo un negocio, aunque no sea tarea fácil.
Definitivamente es una hazaña que vale la pena asumir por los importantes beneficios que se pueden alcanzar.
* Directora Ejecutiva
Accenture Colombia.
