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Este año se realizará la reforma tributaria número 13 de los últimos 21 años. Temo que resulte ser tan mediocre como las otras 12. Se aproximará esta reforma a recaudar la elevada suma $20 billones/año, cifra cuyo monto es igual a unas tres tributarias de las recientes en un solo año.
La reforma aludida nos resulta inaplazable para no perder el grado de inversión con las calificadoras internacionales del riesgo. Resumo a continuación las razones que he logrado reunir para justificar tan preocupante reforma en un año durante el cual todavía nos estará afectando el coronavirus.
El autorizado experto tributario y representante a la Cámara por Antioquia, señor Óscar Darío Pérez Pineda, estima que los recaudos tributarios en 2020 fueron entre $25 y $30 billones inferiores a lo esperado y los gastos públicos superaron los presupuestados en mucho más de $35 a $40 billones. Se calcula, como resultado de esto, un déficit fiscal en 2020 cercano a los $90 billones, el 9% del PIB, por culpa en buena parte de combatir el coronavirus. Se espera reducirlo a unos $70 billones en 2021 para conservar el grado de inversión. El ideal son los déficits menores al 3,3% del PIB.
Espero no equivocarme al resumir lo siguiente sobre las gabelas tributarias aprobadas por el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, en 2019, con la esperanza de que el crecimiento económico durante los próximos años nos permitiría hacerle frente al menor recaudo causado por sus gabelas. Mas infortunadamente no ha sucedió así, ni espero que pronto suceda así, por culpa de la pandemia.
Las principales gabelas fueron: descontar el 100% del IVA al adquirir bienes de capital, reducir las tarifas de renta para las empresas, descontar el 50% del impuesto de industria y comercio, reducir las cotizaciones de los pensionados para la salud, devolver el IVA, aprobar los tres días sin IVA e incentivar la compra de las bicicletas de bajo precio...
La suma de dichas gabelas ascenderá en 2021, según la revista Semana, a los $17 billones, resultado de adicionar unos $10 billones por las rentas exentas, otros $5 billones por los descuentos tributarios y $2 billones por las deducciones relacionadas con la compra de activos y por otras exenciones adicionales. Estos $17 billones no están muy alejados de la reforma tributaria de los $20 billones que nos exigen las calificadoras de riesgo Moody´s, S&P y Fitch.
Pero las gabelas anteriores son insignificantes al equipararlas con los $77 billones relacionados con las exclusiones y exenciones del 19% del IVA sobre algunos bienes y servicios, incluyendo algunos bienes de la canasta básica familiar. La suma de los $17 más los $77 me arroja nada menos que $94 billones a título de gabelas.
Autorizados expertos tributarios consideran que los $94 billones son la cantera de la cual debe extraerse gran parte de la reducción del déficit fiscal, de la reforma tributaria número 13 y de una posible reducción del IVA del 19% a un porcentaje más razonable.
Entiendo que el Ejecutivo ya está preparando la reforma con la ayuda de reconocidos expertos y que se propone realizar, además, ajustes a la regla fiscal, recortes al gasto público, elevar el endeudamiento y vender activos del Estado. Entre los activos, se rumora la venta de porcentajes de Ecopetrol y de ISA, como posibles compradores figuran Grupo de Energía de Bogotá y EPM.
