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Cuidar los hijos, cocinar, limpiar, ordenar, hacer mercado, lavar los platos y la ropa, entre muchas otras cosas, son algunas de las tareas no remuneradas que se hacen en el hogar y que, históricamente, han estado relegadas a las mujeres.
Según el informe “Tiempo de cuidados: las cifras de la desigualdad”, publicado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) y ONU Mujeres en 2020, a nivel nacional, únicamente el 44.1 % de las adolescentes y jóvenes cuidadoras de entre 15 y 19 años asisten a centros educativos escolares o universitarios, en comparación con el 62 % de los hombres del mismo grupo de edad.
De esta manera, el informe advierte que, al ser la educación uno de los pilares que permite a las personas mejorar sus condiciones de vida, interrumpir la formación de estas capacidades tendrá efectos en el mediano y largo plazo, pudiendo generar fallas en sus capacidades productivas, con efectos negativos en la posibilidad de las niñas, adolescentes y jóvenes de lograr trabajos de mayor calidad y mejores ingresos en su vida adulta.
Este panorama refleja que reconocer la importancia de los cuidados implica tomar en cuenta que el tiempo que se dedica a estos conlleva, en muchas ocasiones, que las personas cuidadoras, en su mayoría mujeres, dejen de hacer otras actividades también necesarias para su desarrollo personal.
Los cuidados en Colombia
Las actividades de cuidados directos e indirectos se denominan como “Trabajo doméstico y de cuidado no remunerado (TDCNR)” y esta enmarcado en la Cuenta Satélite de Economía del Cuidado (CSEC) del Dane, compuesto por seis funcionalidades: suministro de alimentos, mantenimiento de vestuario, limpieza y mantenimiento del hogar, cuidados y apoyo de personas, compras y administración del hogar, y voluntariado.
En Colombia, de acuerdo con el Dane, en las posiciones ocupacionales de trabajo hay marcadas diferencias entre mujeres y hombres: en el trimestre octubre-diciembre de 2020, el empleo doméstico lo ocupó en su mayoría la población femenina (524.000 mujeres) y en menor medida la población masculina (51.000). También fueron ellas quienes se ocuparon principalmente como trabajadoras familiares sin remuneración (459.000 de mujeres), y en menor medida los hombres (307.000).
Según las cifras, no solo las mujeres participan más en el trabajo de cuidados, sino que, semanalmente dedican casi el doble de tiempo en comparación a los hombres que cuidan: 26,4 horas a la semana destinadas a oficios en su hogar y actividades de cuidados directos, indirectos o pasivos —representando un aumento de 0,7 horas promedio semanales respecto a 2019—, en contraste con 11,3 horas que dedican los hombres.
Para Maribel Castillo, directora del Programa de Economía de la Universidad Javeriana de Cali, en la crisis ocasionada por la pandemia de covid-19 las mujeres aumentaron la carga de cuidado no remunerada en los hogares por las características de los confinamientos: “Dado que los sectores económicos en los que normalmente participan las mujeres, como servicios y comercio, fueron los más afectados, la carga mayor de la crisis ha recaído en los hombros de ellas”, indicó.
Por su parte, para Carolina González Velosa, especialista de la División de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), si las mujeres pierden capital humano, redes sociales y contacto con el mercado de trabajo pueden retirarse del mercado o entrar a una situación de desempleo crónico. Un panorama poco alentador que podría derivarse de la brecha que hay entre el desempleo femenino y el masculino.
La Gran Encuesta de Hogares del Dane de enero de 2021 arrojó que de los 1,1 millones de personas que a nivel nacional se sumaron a la inactividad en enero de este año, frente a enero del año anterior, 732.000 son mujeres que se dedicaron a oficios del hogar. Este mismo comportamiento se observó en las 13 ciudades y áreas metropolitanas, en las que se registró un aumento de 393.000 mujeres dedicadas a oficios domésticos y de cuidados.
Así, según el Dane, en enero de 2021 el número de mujeres desocupadas aumentó 32,6% a nivel nacional con relación al mismo mes de 2020, mientras que el volumen de hombres desocupados se incrementó 26,1%. De acuerdo con el rango de edad, en la población entre 25 y 54 años se focalizó el aumento de los desocupados (+424 mil mujeres y +248 mil hombres).
Por su parte, en enero de este año la tasa de desempleo en el país para las mujeres fue de 22,7 %, mientras que para los hombres fue 13,4 %. En las 13 ciudades y áreas metropolitanas dichas proporciones fueron de 23,0 % y 16,5 %, respectivamente.
La apuesta de Antioquia
Natalia Velásquez Osorio, secretaria de las Mujeres de Antioquia, en diálogo con EL COLOMBIANO, afirmó que actualmente se está trabajando en el lanzamiento de “Antioquia cuida”, un plan estratégico departamental de cuidados 2020–2031.
“El objetivo general del plan es reducir la sobrecarga de trabajos domésticos de cuidado directo e indirecto no remunerado que asumen las mujeres de Antioquia, asociados a la división sexual del trabajo para cerrar las brechas de género y erradicar las barreras de participación en la esfera pública”, explicó Velásquez.
Asimismo, agregó que el plan busca impulsar el reconocimiento político y económico en Antioquia de la economía del cuidado como sector bandera y dinamizador del departamento; redistribuir los trabajos de cuidados para equilibrar la corresponsabilidad entre los estamentos del diamante de cuidados: Estado, mercado, sociedad y familia; y, finalmente, fortalecer los procesos de representación política de las mujeres alrededor de la economía del cuidado.
Según datos de la Secretaría de las Mujeres de Antioquia, el departamento cuenta con un 44 % de población dependiente de cuidado por edad (infancia, adolescencia y edad adulta) y un 7 % por deficiencia funcional (se presenta en los extremos del curso de vida entre los 0 y 17 años de edad o después de los 60 años edad de una persona).
Así, las cifras recopiladas de los últimos 10 años por la Secretaría muestran que las mujeres en entornos rurales y urbanos de Antioquia son las que realizan más del 73 % de las labores de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, muchas de ellas dirigidas a población con demanda de cuidados y/o deficiencia funcional.
Un pilar central
“Uno de los retos determinados en el plan de cuidados departamental es calcular el aporte del TDCNR al PIB. A nivel nacional, se estima que la producción del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado equivale al 20 % del PIB colombiano. Esto significa que, si este trabajo se pagara, sería el sector más importante de la economía por encima del comercio (18 % del PIB), la administración pública (15 %) y la industria manufacturera (12 %)”, expresó Velásquez.
De acuerdo con esto, una de las conclusiones del Dane y ONU Mujeres es que si este sector del cuidado se pagara, sería el más grande de la economía, pues todos los hogares lo requieren y lo producen.
Por su parte, según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, la naturalización de estas actividades de cuidado como obligaciones de las mujeres repercute en el reconocimiento de estas tareas como trabajo, por lo que está subvalorado al realizarse en la esfera privada de los hogares y dentro de un modelo económico que no lo reconoce como generador de valor.
Corresponsabilidad
Diseñar sistemas integrales de cuidado que articulen políticas relacionadas con la distribución del tiempo, recursos, prestaciones y servicios, fomentando el principio de corresponsabilidad entre hombres y mujeres, así como entre el Estado, el mercado y las familias, y que se vinculen con las políticas de salud y educación sin recargar el trabajo no remunerado de las mujeres, es una de las recomendaciones que hace la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
A este llamado se suma el Dane y ONU Mujeres al afirmar que lograr la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres solo es posible con una mayor participación de los hombres en el cuidado en los hogares desde una lógica de corresponsabilidad y con el fortalecimiento de los servicios e infraestructura de cuidado por parte del Estado.
Cabe destacar que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por los Estados miembro de las Naciones Unidas, del cual hace parte Colombia, considera la igualdad de género de manera central para el logro de todas las metas.
Por lo anterior, resalta que lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y niñas requiere reconocer y valorar el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados mediante la prestación de servicios públicos, la provisión de infraestructuras y la formulación de políticas de protección social, así como la promoción de la responsabilidad compartida en el hogar y la familia .